
Un dolor punzante sobre la sien derecha la volvió en sí. Apenas pudo  entreabrir sus ojos, observó todo dado vuelta. Una espesa gota carmesí  colgando en el puente de su nariz le indicó que yacía en el piso. Quiso  levantarse pero su cuerpo no le obedeció. Solamente podía mover sus  ojos. No lograba ordenar sus ideas. No entendía qué pasaba. Un lago de  sangre se extendía frente a ella, tiñendo los jirones de broderie de su  vestido y, más allá, un desconocido, con un sable atravesándole el  cuerpo, se hincaba sobre sus rodillas, en medio de otro espejo de  sangre. Solo cuando descubrió a su esposo sentado en el sillón, la  mirada perdida en ella, recordó el brutal ataque del que había sido  víctima. ¿Qué sucedía? ¿Por qué no la ayudaba? ¿Y qué hacía con un arma  en la mano? Comenzaba a ver borroso, le costaba hilvanar sus  pensamientos. Pero estaba segura de que ese sillón era verde, no rojo.  Agotada, dejó que la oscuridad la invadiera del todo.
.
.
8 comentarios:
Suerte en el concurso, yo sigo pensando... ays
Un saludo indio
No fueron felices ni comieron perdices.
Besos.
¡Qué decepción! Pobre mujer... Quizás haya sido sólo un mal sueño. Ojalá.
Besos y buen finde.
Uauuu!! ¡¡vaya relato, impactante!! Me imagino cuántas personas habrán pasado por lo mismo, una lástima verdaderamente. Un abrazo.
Bien hilado el relato, Claudia. Espero que tengas mucha suerte en el concurso. Un besazo.
Otra decepción mas que culmina para que se vuelva a ver todo negro.
Y si no es sueño que el desmayo quite el dolor.
Para encarar mejor la realidad.
Me fui por las ramas?
Un beso linda!
Bien, transmites muy bien el instante de la agonía, la inertidumbre.
Un abrazo
Me recordo una escena...
Bang bang, he shot me down
Bang bang, I hit the ground
Bang bang, that awful sound
Bang bang, my baby shot me down...
Muy lindo!
Publicar un comentario