Están desorientados y expectantes. No saben que en unos minutos los invadirá el temor. Desde aquí puedo adivinar sus pensamientos en este instante previo: Valentín, confiado, piensa que no pasará nada. Nacho, abandonado a la última esperanza, no sabe. Mica juega a adivinar, con más certezas que dudas. Martu sospecha el desenlace. Lucho, ya experto, trata de infundirles calma. Solo una ya lo sabe. La que se tapa los ojos con las manos. La que recuerda lo que hizo en el último año y se arrepiente. Todos lo harán, es cuestión de tiempo. Uno a uno posarán sus ojos en mí y en fracciones de segundo lamentarán el pasado y temerán al futuro inminente. Y querrán destruirme, como si eso lavara las culpas y borrara la memoria colectiva. Pero no podrán. Este año, las listas finales de aplazados de matemáticas estamos tras un cristal.
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