Abandonando la duda a la suave brisa que corría a sus espadas, atravesó el hueco en el espejo. Allí miró hacia atrás y vio cómo su casa comenzaba a desintegrarse por el viento, ahora huracanado. Entonces divisó a la joven. Escribía arrebujada en el sofá del extraño salón donde se hallaba. No parecía percatarse de su llegada. Algo familiar en sus gestos la indujo a pensar en algún parentesco. "¿Habré viajado en el tiempo?, ¿Habré muerto y ahora soy un fantasma?". Avanzó con lentitud y se detuvo detrás de la muchacha. Apenas alcanzó a leer las últimas palabras escritas en azul: "... la casa, finalmente fue arrasada por el huracán y de su dueña jamás se volvió a saber". FIN.
.
8 comentarios:
Me perdonás el exabrupto? Es un cuento cortazariano.
Cuando leo que la gente pugna por encontrar su voz propia me digo: Lo que me hubiera gustado que a alguien le hubiera hecho acordar a Maradona cuando yo jugaba a la pelota, o que ahora le hago recordar alguna páigina de un gran escritor!
Es un piropo, espero lo recibas así.
Un beso
Sí Marcelo. La continuidad de los parques. Pero... ¿qué podemos hacer si ya todo fue escrito?.
Beso,
Un tema recurrente el del escritor y sus personajes que tu tratas con maestría. En mi blog ya te he felicitado por tu mención en minificciones.com.ar pero por si acaso...lo vuelvo a hacer por aquí, el relato merecía estar ahí arriba. Un abrazo.
A mí me ha parecido inquietante.
Que será lo que ocurrió.
Besos.
Me corre frío por el cuerpo. Si hay algo que me gusta es el misterio. Y creo que diste en la tecla con este mini.
Me encantó.
Que tengas un lindo finde.
A mí, más que cortazariano me parecio garciamarquezco, el final de Cien años... nos la han puesto muy difícil los grandes escritores.
FElicidades por lo de minificciones.com.ar
Todavía no decidí si me ilusiona o me abruma la idea de morir y no enterarme. Tu cuento me la despertó una vez más, pero a estas alturas pienso que más me encuentro en camino de manejar las dudas que de manejar la muerte… sólo de una de las dos no hay retorno.
Si lo sabrán esos muertos que madrugan para subirse al tren que los deja en su oficina.
D.
Leerse en las ultimas palabras de un escrito si que debe ser inquietante.
Me gustaría saber mas.
Besos Clau!
Publicar un comentario