Le dice al oído en una de las arremetidas: quedáte quieta chiquita, si te movés no puedo. Te prometo que no te va a doler.
Así, hablándole muy despacio y acariciándole el pelo, logra que se calme. Con un rápido movimiento, le aplica la inyección que surte efecto de inmediato. Primero dobla las rodillas y luego cae al suelo sobre su costado sano.
Cuando sus ojos finalmente se opacan, le quita las anteojeras y llama al petisero que observa la escena desde las tolvas. –Entiérrenla Cipriano y después preparáte que vamos a cazar a ese maldito.
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Así, hablándole muy despacio y acariciándole el pelo, logra que se calme. Con un rápido movimiento, le aplica la inyección que surte efecto de inmediato. Primero dobla las rodillas y luego cae al suelo sobre su costado sano.
Cuando sus ojos finalmente se opacan, le quita las anteojeras y llama al petisero que observa la escena desde las tolvas. –Entiérrenla Cipriano y después preparáte que vamos a cazar a ese maldito.
16 comentarios:
Siempre me ha horrorizado el sacrificio de los caballos.
Un beso.
No, Clau! Por qué? No me gusta.
Bah, no me gusta que sufran los animales! unque éste no sufrió, se durmió.
Lo tuyo... genial, como siempre.
Besos y feliz finde, amiga!
duro el texto,
pero muy bien narrado.
te invito a que pases por mi blog
www.palabrasqueconjuran.blogspot.com
SALUDOS!!!
Jo.
Que pena.
Besos.
Qué duro Claudia. Lo has contado muy bien, con mucha sutileza. Un abrazo.
Me encantó. Perfecto.
Déjenlo nomás pastar
no rechacen mi consejo,
que yo lo voy a enterrar
cuando se muera de viejo.
…pobrecita.
D.
Me gusta mucho cómo cierra, Claudia.
Saludos!
Si Turguenev hubiera nacido en Argentina, habría escrito este texto. ¡Muy bien, Claudia, muy bien! Me encanta el cambio de sentido que hay del primer párrafo al segundo. Podría haber sido gratuito pero no lo es: todo lo contrario, es fundamental para expresar el amor que siente por la yegua. La yegua muere como se muere, sin aspavientos. Y entre los vivos queda el deseo de venganza. Muy gaucho ese "Entiérrenla, Cipriano". Sólo se me escapa el sentido de la palabra "petisero" pero me imagino que es el que cuida a los caballos, ¿no?
Con tu permiso lo enlazo desde Facebook y Twitter para contribuir a su difusión.
Abrazos apretados,
PABLO GONZ
La tristeza me inundó. Cada palabra era un suspiro, una comezón, un desasosiego. La imagen era clara aunque el deseo fuera otro.
Blogsaludos
El grado de rechazo que nos provoca este texto es directamente proporcional a la calidad de quien lo escribió.
Brillantemente cruel!
Me parecio tan cortito como exacto. Un buen texto.
Me gusta dar vuelta cada tanto por los blogs, y caer en uno como este, con buenas cosas para leer.
Te dejo un abrazo con mi invitación a que pases por mi humildisimo.
Facu.
¡Excelente Claudia!
Llegué a tu blog por medio del facebook de Pablo. Los relatos cortos son mis preferidos, principalmente aquellos que están buenos. Te felicito por tu Piedad, con más tiempo voy a leer viejos textos. Aprovecho para invitarte a mi blog.
Un saludo.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
Me gustan los micros que dejan una puerta abierta. Y te invitan a seguir la historia y sus personajes más allá de ese fatídico punto final.
Enhorabuena y un cordial saludo.
Muy bien.
anuar.
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