Ya había avisado que hasta que no terminara mi novela no saldría de casa. Necesitaba concentración.
Me desconecté de redes y teléfonos y el 15 de marzo, luego del mes de reclusión que ya tenía previsto, escribí la palabra FIN.
Al hacerlo, no sé por qué, recordé los idus de marzo y la frase de Plutarco: “aún no termina”.
A mediodía salí para sorprender con el original a mi editor.
Ni bien pisé la calle tuve una sensación extraña, visceral, instintiva, como un temor prenatal.
Volví sobre mis pasos y, ya a resguardo, noté el silencio atronador que llenaba todo.
Llamé a la oficina, sin suerte. Marqué el teléfono particular de Guillermo y lo encontré en su casa. Llevaban una semana de duelo.
Me puso al día de lo que había sucedido, sin poder creer que yo no estuviera al tanto de nada.
Aún quedaba otro mes de cuarentena. Me recomendó que escribiera una novela corta sobre el tema, que seguramente sería lo primero que se vendería.
Primero pensé que era absurdo, que ya había decenas de libros y películas apocalípticas sobre virus y pandemias y que sería difícil soslayarlos. A pesar de eso, casi sin pensarlo, le dije que sí y le avisé que hasta que no terminara mi novela no saldría de casa.
Hoy vuelve a ser 15 de marzo, un año después de que el pánico se apoderara de mi mente y me dejara paralizada, para que nunca pudiera volver a escribir ni una sola línea sobre nada ni salir de mi casa nunca más.
*Participa de la antología "Brevirus", que pueden descargar de aquí:
https://www.letrasdechile.cl/home/images/pdf/brevirus_2020.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario