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Explicación Cortita

Lo característico de la minificción o microrrelato, es su capacidad para disparar sugerencias múltiples en la mente del lector. Para ello se vale de la ambigüedad y de modos oblicuos de expresión, como la ironía, que apuntan a que lo que parece ser no sea, o no se sepa con seguridad si es o no es. De ahí que la paradoja y la parodia sean tan frecuentes. También lo es el doble sentido, en cuyo caso se acerca peligrosamente al chiste. En este límite, el trabajo con las palabras es lo que determina la diferencia".

Raúl Brasca.

sábado, 3 de junio de 2017

Tacones cercanos



Volvía de trabajar, como todas las noches, a la hora en que los comercios comienzan a bajar sus persianas. Su casa estaba a solo 3 cuadras de la avenida. En aquel tiempo su trabajo le exigía vestir de traje, cargar un portafolios y usar tacones. Cuestión de buena presencia para la atención de clientes. Y de estatura, claro. A esa hora, ya le dolían los pies. En eso venía pensando, mientras apuraba el paso para llegar a su casa y sacarse los tacos. Y en qué tenía en la agenda de mañana. Por ahí zafo de los tacos… sí, me pongo la falda larga con las botas negras y el polerón bordó. Así estoy más cómoda. Y a este tipo ¿qué le pasa? ¿me está siguiendo? No, él también se paró en una vidriera. Igual, por las dudas voy a cruzar. Mierda… bueno, no te persigas, Claudia, es casualidad… ya doblamos. Se está prendiendo un pucho… no pasa nada… no, sí pasa, viene directo hacia acá, y me falta una cuadra, justo la más arbolada, y estos putos tacos… no puedo seguir por acá… ¿y si se mete en casa? Me vuelvo. Me vuelvo a la estación y me tomo un taxi. No, si me vuelvo, por ahí, no vuelvo. Apurá el paso que falta poco, Claudia, sacate los tacos, te está alcanzando. No, no puedo, si me paro me agarra… ¿dónde están las llaves? No mirés hacia atrás, concentrate… las llaves. Olvidate que está detrás tuyo, concentrate en la llave de la entrada, hacés un movimiento rápido y estás a salvo. Dale, metele, ya casi.
-Hey, pará, casi me cerrás la puerta en la cara… desde la estación te vengo chistando, no me escuchaste?
Al escuchar la voz de su padre, se sacó sus tacones y se desmayó.
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2 comentarios:

Jorge Curinao dijo...

¡Qué lindo escribe usted!

Elisa dijo...

¡Cuánto tiempo sin leerte, Claudia! ¡Linda historia!