La tempestad es atroz. Ráfagas huracanadas, lluvia. Y los rayos, danzando impertérritos sobre los postes de energía, provocan llamaradas que iluminan la ciudad a medida que ésta se apaga. Desde el vigésimo piso el espectáculo es dantesco. Yo también quedo a oscuras. Enciendo una vela, con ésta un cigarrillo y me siento sobre la alfombra, frente al ventanal, a esperar que la tormenta pase. Los rayos son las venas de un gigante furioso que restalla su látigo mientras ruge.
Esta ridiculez estaba pensando escribir, cuando la voluta de humo que acababa de exhalar, repentinamente, se detuvo en el aire. Asombrada, veo que afuera todo se detuvo también. No es que hubiera terminado la tormenta, simplemente todo se detuvo. Hasta los sonidos. Silencio absoluto. Mi cuerpo estaba inmóvil también. Pero mi mente no perdía detalle -entre rayos, gotas de lluvia y volutas de humo- buscando una explicación.
Luego de un segundo eterno, percibí la lenta caída de la vela hacia la alfombra. Los cristales estallaron, todo volaba en espiral, pero yo aún no podía moverme. La oscuridad y el silencio ya eran totales. Un angustioso e insondable vacío me asfixiaba. Por eso, al ver venir el latigazo final, agradecí aliviada.
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Esta ridiculez estaba pensando escribir, cuando la voluta de humo que acababa de exhalar, repentinamente, se detuvo en el aire. Asombrada, veo que afuera todo se detuvo también. No es que hubiera terminado la tormenta, simplemente todo se detuvo. Hasta los sonidos. Silencio absoluto. Mi cuerpo estaba inmóvil también. Pero mi mente no perdía detalle -entre rayos, gotas de lluvia y volutas de humo- buscando una explicación.
Luego de un segundo eterno, percibí la lenta caída de la vela hacia la alfombra. Los cristales estallaron, todo volaba en espiral, pero yo aún no podía moverme. La oscuridad y el silencio ya eran totales. Un angustioso e insondable vacío me asfixiaba. Por eso, al ver venir el latigazo final, agradecí aliviada.
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10 comentarios:
Me ha gustado muchísimo cómo cuentas ese instante exacto en el que todo cambia o puede cambiar. Es mágico y poderoso, como son las tormentas.
Un beso, Luisa.
G E N I A L
Un abrazo admirado, Claudia
Entre la tormenta interna y la externa, parece dejar sin un soplido de aire. Que suerte cuando llega la calma.
Un beso Clau.
Qué bien descrito, Claudia, con qué delicadeza.
Un abrazo.
La respiración misma se detiene en la lectura de este micro.
La atmósfera asfixiante que logra es... asfixiante :))
Un verdadero gusto.
¡Saludos, Claudia!
caray! menos mal que ha sido breve como un latigazo!
mis respetos, Claudia. Mis respetos.
abrazo
No te puedo creer... Mira que leo tus cortitos de vez en cuando, pero siempre que vuelvo, me quedo asombrada. Impresionante. Me puso la piel de gallina!
Hola, Claudia
Siento decirte que este micro tiene mucha tensión emocional y que me ha gustado mucho.
Tengo un regalo (o una pesadilla) para tí:
http://www.ecceappropinquathora.com/2012/05/liebster-blog-award.html
La tempestad es atroz.
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Depois da tempestade vem a bonança.
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Felicidades
Manuel
Astrocitos somos todos.
La Boca del Ello
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