Lo sabía todo aunque fingiera que no. Su olfato rara vez fallaba. Algo de cuero mezclado con violetas le hablaban de una mujer elegante. El cabello largo, rojizo, hecho un rulo debajo del cuello, le decía que la mujer era joven e impetuosa.
Ya podía imaginarlos haciendo el amor una, dos, tres veces, en ese rato en que seguramente se escapaban de la oficina. Sus ojos se nublaron, pero esta vez tampoco le diría nada.
La camisa, al lavarropas. El jabón y el suavizante borrarían todo vestigio de que su hijo, en cualquier momento, dejaría el nido.
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17 comentarios:
Uff... qué fuerte... tengo 3 varones... mejor me voy preparando...!!!
Sorprendente. Me gustó.
Saludos cordiales.
No sé si le pasa a alguien más o sólo a mí, pero imaginar y asumir la actividad sexual de los hijos me dá entre orgullo y celos. Raro, ¿no?
D.
Y después... el vacío.
Besos.
Buen intento. Suerte. A ver si se me ocurre algo a mí.
Un saludo indio
Como siempre Claudia me dejas anonadado con tu capacidad para la creación literaria. Excelente.
Pocas palabras para una sensaciòn por demàs de oscura y profunda!
Abrazos descalzos!
todos dejan el nido. yo lo dejé para luego...volver. Y ahora? adónde iré de nuevo? Ni siquiera lo sé.
me gustan tus micros.
Besos.
Que fuerte.
Tanto como el nido vacio.
Por suerte despues hay otra vuelta mas que interesante.
Un lujo linda!
Besotes.
Hubiera jurado que dejé un comentario por acá... ¿nadie sabe dónde dejé un comentario donde hablaba de asumir la sexualidad de los hijos?
Voy a seguir buscando...
D.
Bonito giro, Claudia. Me gustan estos micros que te abren una realidad, que te dejan pensando. Besos
Me da un poquito de miedo pero será lo que me espera con "M".
Los chicos crecen...muy rápido.
Besos.
Hola Claudia.
Brillante manera de describir evidencias de que un hijo ya no es virgen!.
Desconozco los prejuicios de esa madre, pero si dedujo que es una mujer, y como la que relatás, estará contenta de que además es heterosexual!.
Claro que esos son signos de que el hijo pronto abandonará el nido. Lo esperable es que – si no es su deseo – no comience a construir otro llamado moisés!.
Besos.
Rik
Contundente, me encantó! felicitaciones!
Hola Claudia:
Primero gracias por pasarte por el blosss y dejarme tan buenas palabras.
Del micro me gusta la forma que tienes de llevar al lector hasta el lavarropas y dejarlo ahí, haciéndole compañía al personaje de la madre que acaba de entregarle a esa máquina, útil e infernal, todos su temores. Como si se tratara de un crímen, las madres quieren borrar siempre las huellas de sus competidoras
"...el tiempo pasa/nos vamos haciendo viejos/ el amor no lo recuerdo como ayer".
algo así creo que decía hace tiempo Silvio Rodriguez y que podría canturrear la madre de tu micro, mientras saca las prendas del lavarropas y se dispone a tenderlas al sol.
Y hasta aquí llego.
dentro de un rato te enlazo al blosss.
chau,
hugo
Qué lindo tu blog. Pasás a mi lista de blogs que sigo.
Saludos.
Hola; como pretenso relator de historias breves reconozco tu labor. Muy buenos. Me ha gustado mucho. volveré. Saludos. PD: dan ganas de seguir leyendo, realmente.
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