Así era en el principio de los tiempos: bella, candorosa. Hasta que el señor del mar robó mi inocencia y su mujer me castigó por ello. Su ira cayó sobre mí convirtiendo mis cabellos en sierpes, capaces de petrificar a quien osara mirarme. Pero ya no me importa.
Gracias a ella he impuesto una nueva moda rasta y renové contrato con Versace. Y que me llamen loca.
Gracias a ella he impuesto una nueva moda rasta y renové contrato con Versace. Y que me llamen loca.
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12 comentarios:
Loca, pero linda!!!
Besos.
Lo ves.
No hay mal que por bien no venga.
Besos.
Hay que ve lo bueno de las cosas feas! Muy bueno, me gustó el toque de humor para cerrar la historia.
Saludos!
Enhorabuena por imponer esa moda y por esa locura genial.
Enhorabuena por tu texto, bodas de sangre, 2ª mención en el concurso de septiembre.
Cualquiera podía haber sido el seleccionado por Pablo Urbanyi.
Seguiremos buscando relatos de calidad.
Un saludo indio
Pero que loca linda! Buena salida para una maldición! me gustó mucho! Saludos
Jaja, no te imagino con rastas. Tan prolijita siempre. Será tu alter ego?
Besote, amiga.
De no ser por los caprichos de Poseidón no podría entornar mi mirada y exclamar: "Uuuuu, qué loooooco… esto da para un pinito……"
Ya escucho las marimbas sonando desde el fondo de la Atlántida, creo que me acerco a la fiesta.
D.
Está bien, Claudia. Aunque me gustaron más los anteriores: le sacaste más jugo a la imagen.
Un saludo.
Loca, pero a la moda. Una excelente combinación.
Besos.
Efectiva primera persona. Me hace acordar a Asterión...
Este se me había pasado, me gusta.
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