Estaba arreglándose el pelo frente al espejo del baño.
Una radio sonaba en la habitación de al lado.
"Yo no sé lo que me pasa cuando estoy con vos, me hipnotiza tu sonrisa, me desarma tu mirada, y de mí no queda nada, me derrito como un hielo al sol…"
De pronto los recuerdos inundaron su mente y sus ojos. Esa vieja estrofa escuchada en el contestador telefónico de su departamento de soltera, cuando llegaba de un día de trabajo agotador, le renovaba la alegría de vivir. Sin querer hacía una retrospectiva de cuánto había pasado en tanto tiempo. De cómo había cambiado su vida ese que se comportaba como adolescente para conquistarla.
"Yo no soy tu prisionero y no tengo alma de robot, pero hay algo en tu carita que me gusta, que me gusta y se llevó mi corazón, se llevó mi corazón, se llevó mi corazón, se llevó mi corazón."
La música se detuvo, al igual que ella frente al espejo. Fue entonces cuando lo comprendió. Entonces tomó la hojita de afeitar que aún conservaba de su marido y empezó a destruir la prueba del delito. Comenzó a tajear su rostro, centímetro por centímetro. Nadie más moriría por su culpa. Nadie más.
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Una radio sonaba en la habitación de al lado.
"Yo no sé lo que me pasa cuando estoy con vos, me hipnotiza tu sonrisa, me desarma tu mirada, y de mí no queda nada, me derrito como un hielo al sol…"
De pronto los recuerdos inundaron su mente y sus ojos. Esa vieja estrofa escuchada en el contestador telefónico de su departamento de soltera, cuando llegaba de un día de trabajo agotador, le renovaba la alegría de vivir. Sin querer hacía una retrospectiva de cuánto había pasado en tanto tiempo. De cómo había cambiado su vida ese que se comportaba como adolescente para conquistarla.
"Yo no soy tu prisionero y no tengo alma de robot, pero hay algo en tu carita que me gusta, que me gusta y se llevó mi corazón, se llevó mi corazón, se llevó mi corazón, se llevó mi corazón."
La música se detuvo, al igual que ella frente al espejo. Fue entonces cuando lo comprendió. Entonces tomó la hojita de afeitar que aún conservaba de su marido y empezó a destruir la prueba del delito. Comenzó a tajear su rostro, centímetro por centímetro. Nadie más moriría por su culpa. Nadie más.
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10 comentarios:
Claudia...
hermosa la música, me encanta este tema..
pero me quedé un poco preocupada por el final, no lo entendí bien!!
me gustaría que me lo traduzcas...
Un beso! volveré para saber de que se trata Un beso
PD gracias x ru visita a mi cuentito!
Claudia
Lindo, muy bien escrito. Me gusta.
Seguro que a ella le emocionaron tan bellos recuerdos, pero la prueba del delito florecerá en primavera. Es tanta la belleza que tiene la rosa en su alma que jamás morirá. Ha de dar color y alegría a las demás flores del huerto y a todos los que la observan con inmenso cariño.
Feliz fin de semana, querida amiga, dejas huella con tus cortitos.
Paz y Amor.
Juan Antonio
Pobre hijo.
Que drama.
Besos.
Mmmmmm... creo entender otra cosa.
Una mezcla entre ficción y realidad.
May be?
BACI, STEKI.
Vaya un tanto triste y dramático...Un saludo!
No son los objetos, los olores y las melodías los que nos traen los recuerdos, son los recuerdos los que nos llevan a ellos.
Es que un ser amado es irrecuperablemente inmortal.
D.
Claudia, no dejás de sorprenderme.
¿Cómo eludir el impacto de tus relatos?
Cross de derecha, que le dicen.
Vamos por más...
...y la vida continúa, filtrándose entre las grietas del dolor y la incertidumbre hasta encontrar su curso al océano de la continuidad.
Con ánimo de continuidad dichosa, desoyendo los llamados de la pena y con la deseada obligación de seguir navegando hacia la vida, alguien hoy te dirá:
¡Feliz día de la Madre!
Te disparo un abrazo que atraviese los límites de la ausencia.
¡Feliz día!
¡¡¡ FELIZ DÍA DE LA MADRE !!!
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