
Nunca nadie me inventó con palabras.
Nadie construyó un lecho de letras donde pudiera abandonarme.
Solo un otro habló con Segismundo de mí, pero afortunadamente
Nadie construyó un lecho de letras donde pudiera abandonarme.
Solo un otro habló con Segismundo de mí, pero afortunadamente
se negó a seguir sus consejos.
Será por eso que anoche, en medio del sueño turbulento,
Será por eso que anoche, en medio del sueño turbulento,
tu boca llenó la mía hasta hacerme llorar?
No, no podías ser vos, porque era una boca conocida y perdida.
Aunque tampoco era yo.
Era una tal Marcela, vieja, gastada y cansada,
No, no podías ser vos, porque era una boca conocida y perdida.
Aunque tampoco era yo.
Era una tal Marcela, vieja, gastada y cansada,
que temblaba como una niña con su oso en brazos.
No, no era un oso, era un mono; un mono que abrazaba como oso.
Será que en el mundo de los sueños nada es lo que parece
No, no era un oso, era un mono; un mono que abrazaba como oso.
Será que en el mundo de los sueños nada es lo que parece
y lo que parece no es?
Hay que preguntarle a Segismundo. El lunes.
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Hay que preguntarle a Segismundo. El lunes.
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