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Explicación Cortita

Lo característico de la minificción o microrrelato, es su capacidad para disparar sugerencias múltiples en la mente del lector. Para ello se vale de la ambigüedad y de modos oblicuos de expresión, como la ironía, que apuntan a que lo que parece ser no sea, o no se sepa con seguridad si es o no es. De ahí que la paradoja y la parodia sean tan frecuentes. También lo es el doble sentido, en cuyo caso se acerca peligrosamente al chiste. En este límite, el trabajo con las palabras es lo que determina la diferencia".

Raúl Brasca.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Pájaros en la cabeza

Ilustración de Adriana Lucas
Hace poco comencé a tener una sensación extraña, una suerte de no estar en este momento y lugar. Como de una estática distinta en el aire. A la vez, una necesidad de encontrar respuestas en lo sobrenatural, en lo desconocido. Me sentía fuertemente atraída por lo cerebral, las energías, las percepciones, los mundos paralelos y la mecánica cuántica. Desde entonces he visto videos, documentales, películas y series que trataban estos temas. La inversión de los polos, el tercer ojo, la electricidad cerebral, los agujeros de gusano, los sueños, las profecías apocalípticas, el lecho marino, la migración de las aves. Estaba al borde de la locura por la imposibilidad de evitar la inminente catástrofe cuando comenzó el dolor.
Primero fue en el pecho. Subió por los hombros, el cuello, la mandíbula y se instaló en los oídos. Iba, en recorrido sordo por mi dentadura hasta el otro oído y volvía, en latidos constantes, a través de las sienes. En lugar de suicidarme, fui a la guardia.
Luego de una breve revisión y un par de radiografías, concluyeron que tenían que operarme:
- Así te sacamos todos los pájaros que tenés en la cabeza – dijo un médico algo burlón. Hicieron el nido en la muela de juicio que todavía no salió y está inflamando el trigémino. Quedate tranquila que en una hora estás afuera.
Fueron dos horas, ayer por la tarde. Aún tengo la cara hinchada y algunos pájaros revoloteándome en la frente. En cuanto se aquieten, comenzaré a contarles algunas cosas que me dijeron.
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martes, 13 de septiembre de 2011

Fenómenos

-No es lo mismo trabajar de fenómeno de circo que trabajar en un circo fenomenal – repetía el payaso al domador, ensayando sus nuevas líneas antes de entrar. El veterano de nariz roja, risa eterna, zapatos rotos, ya no hacía reír a nadie. Su época de esplendor había pasado. Hoy necesitaba a la bailarina como muleta para llamar la atención.
Y ella… ella tampoco era la misma que comenzó luciendo colorido plumaje en la comparsa local; la que se robaba las miradas de los hombres y mujeres que envidiaban su estilo. Hoy necesitaba al payaso ramplón para hacer un número que medianamente justificara su existencia.
Cada uno, por lados opuestos del circo, entró a escena saludando al público y en el instante en que iba a producirse el previsto choque, un niñito del público les gritó “¡Cuidado, que se pueden chocar!”. Ambos se detuvieron a observar al niñito que sonreía aliviado.
Dando un paso a la derecha, continuaron la función con una sonrisa real y las esperanzas renovadas.
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